Desde pequeña siempre me encantaron los bebés, me gustaba cargarlos, darles de comer y jugar con ellos. A diferencia de mis hermanas siempre mostré mayor interés por los niños, seguramente por ello fui la primera en convertir a mis padres en abuelos. Esto no quiere decir para nada que haya sido una madre precoz, nada de eso, yo tuve bastante juicio con mis decisiones, y establecí mis prioridades.
Fui una joven estudiosa, inclinada por las letras, de ahí que elegí la carrera de periodismo para hacerme universitaria. Luego de ese período comencé a trabajar como Redactora Reportera de Prensa en la Emisora Provincial Radio Cadena Agramonte de la ciudad de Camagüey, en Cuba, donde aún laboro.
Después de culminar el servicio social decidí junto a mi pareja, que había llegado el momento anhelado, mi estreno como madre. Esa fue una decisión muy bien pensada, porque siempre me habían dicho que no era lo mismo cuidar de los demás niños que de los propios, pues los ajenos cuando te fastidian mucho los devuelves, pero los tuyos, son tuyos para toda la vida, hasta cuando son hombres y mujeres.
A partir de ahí ya no existe más el yo, sino el nosotros, ya no puedes pensar solo en ti, ahora tu niño ocupa el primer lugar, él debe ser la prioridad en todos los casos, pues depende exclusivamente de ti y de quien esté a tu lado.
Por otro lado, no es menos cierto que el período de gestación a veces es incómodo, pero la crianza es más difícil aún, porque esa sí que no termina nunca.
Cuando estás embarazada tu cuerpo, y tus hábitos y costumbres sufren varios cambios. Aquí, te enumero algunos, si has tenido o conoces de otros que seguramente se me quedaron te invito que los compartas conmigo y los demás lectores.
1-La barriga, que como es natural te crece y luego del parto cuesta para bajarla, si lo sabré yo. También aparecen estrías, menos mal que no sucede en todos los casos, generalmente las mujeres más flacas son las que conocen ese cambio.
2-Los senos, igual que la barriga crecen muchísimo, pero, en este caso vuelven, por lo general, a la normalidad.
3-La cara, en algunas ocasiones se mancha.
4-Te vuelves despistada, te distraes con cualquier cosa. En mi caso no recuerdo las veces que me dijeron que tenían ganas de que pariera a ver si se me acababan los momentos de despiste.
5-Pasan muchas horas en las consultas, haciéndote análisis, ultrasonidos, y los incómodos, pero necesarios tactos.
6-Tu apetito se vuelve feroz, creo que si me hubieran puesto una vaca en el plato me la hubiera comido, aunque creo que lo habría pensado bien, mejor cambio de animal, si eres cubano entenderás por qué lo digo.
Luego del parto las transformaciones son mayores, estas que te menciono son solo algunas:
-El cabello se cae muchísimo, y además tampoco tendrás mucho tiempo de peinarlo ben.
-Tus uñas ya no estarán siempre perfectas, porque ni siquiera en tus ratos libres tendrás deseos de pintarlas.
-Los ojos serán más que ojos ojeras, pues el tiempo para dormir no será el mismo, y si la cigüeña decide enviarte un pequeño como el mío, que en los primeros meses se despertaba varias veces en la noche y ahora al menos una vez, te aseguro que será así. -El hambre persiste también después del parto, pues al darle el pecho al niño tendrás mucho apetito.
-Tu maquillaje estará echado al olvido, a veces saldrás y te darás cuenta que se te pasó.
-El agradable olor del perfume ahora será pura leche.
-La casa ya no tendrá ni la limpieza ni el orden de antes, en cualquier lugar encontrarás pañales, toallitas, baberos, un carito tirado o peor aún un charquito de orine. No te preocupes por eso, es solo parte del proceso de la maternidad, por el que casi todas las mujeres han pasado.
Y este es solo el comienzo para las modificaciones, un niño te cambia totalmente la vida, pero aunque es verdad que son muchas las cosas que hasta cierto punto ves como negativas, todas ellas se vuelven insignificantes, minúsculas, cuando ves a ese pequeño e indefenso ser ya en tus brazos, esa mirada inocente que observas cada mañana. Y al pasar los días ese querer se va multiplicando de tal forma que las palabras no alcanzan para explicarlo ni describirlo.
No hay nada más importante que escuchar a tu bebé decir mamá, decir te quiero, mi niño todavía no lo ha dicho, pero espero con gran entusiasmo ese momento. Ver sus primeros pasos es algo mágico, y sufres cada caída que se da para aprender a caminar.
Les aseguro que en mi caso, este estreno como madre constituye indudablemente, la experiencia más extraordinaria que tenido en mi vida, solo espero que toda mujer que ya haya tenido un niño coincida con mi criterio y sean muy felices criándolos, pues aunque a veces nos colman la paciencia, saben cómo contentarnos con ese cálido beso que solo ellos nos saben dar.